jueves, 27 de enero de 2011

Los hilos de la moda

Sociedad. La Verdad Digital.
¿Tienen tanto poder las editoras de las revistas de diseño? Son caprichosas pero el peso de la publicidad también les condiciona, sobre todo en tiempos de crisis
24.01.11 - 01:12 - LUIS GÓMEZ

Anna Wintour. 'Vogue América'. Sus rifirrafes con Armani son sonoros. El modisto italiano suele quejarse del trato preferente que dispensa a los creadores franceses y americanos. «Dice que estoy acabado y ella a mí me deja indiferente», replicó tras preguntarse «por qué Wintour tiene fama de ser tan mala». :: JONATHAN ERNST/REUTERS

La destitución de Carine Roitfeld al frente de 'Vogue Paris' ha puesto sobre la mesa el poder (excesivo) de las editoras de las revistas de moda. Nadie duda de la influencia de mujeres como la propia estilista francesa, cuyo último escándalo ha consistido en maquillar y vestir a niñas como adultas con marcas de lujo, Anna Wintour, Suzy Menkes, Anna dello Russo o Anna Piaggi. Bien es sabido cómo se las gastan. De Roitfeld, a quien siempre le ha gustado provocar con campañas de alto voltaje sexual y tocarle las narices a sus jefes dando excesivo protagonismo a Tom Ford, se decía que pasaba de los diseños de Louis Vuitton, Dior, Givenchy, Fendi... Marcas agrupadas bajo el paraguas de LVMH, el mayor emporio del lujo mundial. Supuestamente, por una cuestión crematística. Echando un repaso a su historial, la competencia parece tener motivos para mosquearse. Roitfeld, que parece vivir una resaca permanente, colaboró activamente en la resurrección de Gucci y Saint Laurent. Curiosamente, dos firmas dirigidas con mano de hierro por su íntimo amigo Ford. Anna dello Russo. Es la mujer de moda de las revistas de moda. Jefa de 'Vogue Japón', su estilo es inclasificable. Tiene un apartamento solo para guardar la ropa. Afirma que odia todo lo que huele a 'vintage', por lo que cada temporada realiza un completo 'tira y compra'. Sus siempre alocados sombreros dan mucho que hablar. :: REV

Icono de estilo, Suzy Menkes, una de las plumas más respetadas, se las tuvo con Marc Jacobs, una de las personalidades más relevantes del mundo, a juicio de la revista 'Time'. La veterana crítica del 'International Herald Tribune' le hizo trizas hace años con un titular de los que jamás se olvidan. «Marc Jacobs decepciona con un espectáculo 'freak'». La queja de 'Samurái Suzy', sobrenombre con el que se le conoce en la profesión por su peculiar peinado, no derivaba tanto de la desafortunada colección del modisto neoyorquino como por las dos horas de retraso con que arrancó el desfile. Suzy es incisiva pero también insobornable. Devuelve todos los regalos que le hacen con la misma misiva: «Muchas gracias, pero las chicas educadas sólo aceptan chocolates y flores».

Anna Piaggi. Es la más veterana del grupo y famosa por los desplegables a doble página en el 'Vogue Italia'. Almacena en sus armarios más de 2.800 vestidos. El Victoria and Albert Museum de Londres le dedicó en 2006 una exposición con parte de sus modelos. :: LUCA BRUNO/AP

Sólo mujeres delgadas
De Anna Wintour se sabe casi todo. Y no muy bueno precisamente. Disfruta sintiéndose importante. Sigue siendo la más grande. En una visita al taller parisino de Jean Paul Gaultier, menospreció parte de su colección con un despectivo '¿acaso piensas presentar esto en el desfile?' El ex director artístico de Hermès, considerado uno de los grandes herederos de la alta costura, agachó las orejas y tiró al cubo de la basura el modelo despreciado por una mujer a la que aún le escuece el personaje cinematográfico de 'El diablo viste de Prada' inspirado en su persona. Wintour tiene sus preferidos. Rara vez cuestiona a Prada -su diseñadora favorita-, elogia a Óscar de la Renta en cuanto puede y le encanta colocar a sus protegidos. Mango encargó una colección a un jovencísimo diseñador americano sólo porque a ella le parecía interesante. Más sorprendente es la permanente defensa que hace de uno de sus principales protegidos. El melancólico Olivier Theyskens encadena fracasos tras salir por la puerta de atrás de Rochas y Nina Ricci. Por no hablar de sus exigencias. En las portadas de 'Vogue' sólo aparecen mujeres delgadas. ¿Por qué? Porque lo dice ella. Hillary Clinton, la mujer del expresidente estadounidense, cumplió su sueño de saltar a las páginas de la revista más influyente cuando dejó de usar trajes azul marino. ¿Por qué? Porque así se lo exigió 'Nuclear Wintour'.

Carine Roitfeld. Comenzó su carrera de modelo y de la mano de Mario Testino, fotógrafo de las estrellas, se convirtió en una cotizada estilista. Ha disparado la difusión de 'Vogue Paris'. Le sustituye Emmanuelle Alt, la joven discreta de vaqueros. :: R. C.

Pasa el tiempo pero hay figuras a las que es imposible remplazar. Una de ellas es Anna Piaggi. El zapatero Manolo Blahnik la considera la «última gran autoridad» de la moda. Aunque cada vez encuentra más competencia en Anna dello Russo, cada aparición suya despierta controversia con sus alocados sombreros. Nunca ha sido vista dos veces con el mismo atuendo. Ella impone las normas. Sólo trabaja desde casa, sigue aporreando las teclas de una vieja Olivetti de color rojo de finales de los sesenta y en París sólo acude a los desfiles de los modistas italianos y Dior. Curiosamente, con un bolso de Chanel colgado del brazo. Nunca de otra firma. Así que se la acepta como es. Licenciada en Historia del Arte, a la jefa de 'Vogue Japón', Anna dello Russo, se la distingue por sus 'looks' tan excéntricos como copiados. Medio en broma medio en serio, se cuenta que dio suela a su marido por la resistencia de este a cederle más espacio en el armario.
Pero, ¿realmente son tan poderosas estas mujeres? Desde luego no es el caso de España. Las directoras de las revistas más influyentes y vendidas son unas perfectas desconocidas fuera de su ámbito profesional.
La crisis también ha erosionado la condición de intocables de este puñado de elegidas. Bien que lo sabe la destituida Carine Roitfeld. Se rumorea que Bernard Arnault, presidente de LVMH, principal anunciante, habría amenazado con retirar la publicidad de la revista. Balenciaga fue más lejos al excluir a 'Vogue Paris' de sus desfiles y quitarle los anuncios. El director artístico, Nicolas Ghesquière, acusó a Carine y varios miembros de su redacción de trabajar de consultores para otras firmas de moda. Así que ya se puede andar con cuidado su sucesora, la discreta Emmanuelle Alt, de la que se dice que bebe los vientos por Balmain e Isabel Marant.