miércoles, 14 de marzo de 2012

"China ganará la batalla textil si no cambiamos de parámetros"


Publicado por en 01:18


Entrevista a Juan José Martín García, profesor de Historia Económica de la Universidad de Burgos.

Sabemos que además de los libros que has publicado das clase en laUniversidad de Burgos sobre Historia Económica. ¿Te han sorprendido las dimensiones de esta crisis económica que atravesamos?

Sinceramente no. Y menos en el caso español. Me explico. En España hemos pasado en veinte años de contar con una economía en vías de desarrollo, a crear un gigante con pies de barro, basado en el sector de la construcción. Nos creímos los nuevos reyes Midas y estrujamos la gallina de los huevos de oro hasta que no dio más de sí. No reinvertimos ni en investigación, ni en desarrollo, ni en educación, ni en economía productiva. "De aquellos polvos, estos lodos".

¿Crees que esta época tan difícil que vivimos ahora servirá al menos para tomar nota a quienes corresponda y evitar que esto se repita en un futuro?

A pesar de que, por lo común, se piensa que la Historia no sirve para nada, debiéramos aprender y mucho de ella. Crisis como las del crack del 29, o los innumerables casos de desastres económicos acaecidos en España desde el siglo XVI hasta hoy, demuestran que conocer la Historia es fundamental para no repetir errores. Una mayor inversión en educación e I+D+i, es un factor fundamental para salir de la crisis. Sin embargo, nos empecinamos en lo contrario, recortando nuestros presupuestos en investigación y educación y añadiendo "albarda sobre albarda" a un tejido productivo sin incentivos. Para qué seguir.

¿En qué medida crees que la industria textil en Pradoluengo se ha visto afectada por esta crisis? ¿Cómo ves el futuro de la industria textil en la localidad?

En los últimos años la localidad no ha sabido diversificar su industria y la especialización en el calcetín no ha servido para que surgiesen otras vertientes. Si a ello añadimos la apertura de aranceles por parte de los burócratas europeos que han facilitado la entrada de confecciones asiáticas elaboradas en muchas ocasiones mediante mano de obra sin derechos laborales y con técnicas comerciales cercanas al dumping, la industria pradoluenguina ha sufrido como nunca un auténtico varapalo. Tan sólo una mayor especialización en producciones de calidad harán mantenerse a unas pocas firmas exclusivas.

¿Crees que es posible luchar contra el gigante asiático y sobrevivir a él?

Creo que la batalla está perdida si continuamos pensando con los parámetros del siglo XX. Quizás, lo único que le quede a Pradoluengo sea luchar por un nicho de calcetín de calidad, que sea referente en el campo deportivo y que sea sinónimo de profesionalidad. En cierta ocasión, haciendo una entrevista a un jamonero de Pradoluengo, éste me decía que los chinos nunca podrán hacer jamones como los de aquí por mucho que lo intenten. Pues bien, con nuestros calcetines ocurre lo mismo. Quizás ya no se puedan fabricar uno de cada cuatro calcetines españoles como se hacía en la década de 1980, pero con seguridad se elaborarán apreciadas prendas específicas.

¿Debemos deducir por tus palabras que en la década de los 80 Pradoluengo producía el 25% de los calcetines que se hacían en España?

Así es.Para alguien que no conozca Pradoluengo, ¿cómo explicarías que un pueblo que no llega a los dos mil habitantes haya tenido esa trascendencia en la industria textil española?Lo cierto es que la trascendencia la tuvo hace ya décadas. Es decir, la importancia relativa de la localidad como núcleo industrial ha ido languideciendo desde la década de 1940 hasta hoy. En el siglo XIX Pradoluengo fue uno de los "gallitos" de la industria lanera española y, durante la Guerra Civil, al ser uno de los pocos centros textiles en la zona franquista, tuvo un repunte espectacular de la producción, de más de un 300 por 100. Sin embargo, cuando acabó la contienda, otros centros importantes fueron relegando poco a poco a Pradoluengo. De poco le sirvió haber sido "fiel" al bando vencedor, ya que su tejido fabril quedó obsoleto y, como muchos pueblos de Castilla, más que recibir población, fue un auténtico vivero de emigración. Por eso, no es descabellado hablar de milagro cuando nos referimos a su industria textil, con más razón en 2012.

¿Hubo alguna época en la historia textil pradoluenguina en la que elsector atravesara por una crisis como la que vivimos ahora?

Crisis siempre ha habido y muy fuertes. Ya hemos señalado la que acabó con las bayetas después de más de trescientos años fabricándolas. Con los calcetines se lleva menos tiempo, cien años, pero está claro que su supervivencia será un auténtico milagro. Quien pueda vivir de hacer calcetines en Pradoluengo en adelante, es porque realmente su producto será de gran calidad y merecerá la pena. ¿Sigues colaborando con el Diario de Burgos? ¿Qué tipo de colaboraciones haces?

Sigo colaborando con el Diario porque creo que si Pradoluengo no aparece en la prensa es como si no existiese. Lo cierto es que su relevancia a nivel provincial ha bajado, pero se pueden y se deben seguir expresando las capacidades y posibilidades que tiene. Además de informar sobre la actualidad municipal, sigo haciendo entrevistas a personajes destacados de la villa y de vez en cuando envío reportajes sobre historia, antropología y curiosidades de este rincón demandino.Por último, te agradecemos que nos hayas dedicado tu tiempo con esta entrevista.

¿Quieres añadir algo más?

Nada más. Quien se debe mostrar agradecido soy yo por vuestra entrevista. Sólo quisiera añadir que deseo todos los éxitos comerciales y personales a la firma MUND, que sigue siendo un hito destacado para todo un pueblo y para sus más de quinientos años de Historia dedicados a la industria textil.

lunes, 27 de febrero de 2012

El sector textil navega sin rumbo azotado por la competencia china

ECONOMÍA
Las importaciones de productos del gigante asiático destruyeron 4.647 empresas españolas en un lustro
27.02.12 - 01:01 - CÉSAR CALVAR MADRID.


La entrada masiva de artículos de moda procedentes de China ha arrinconado a los fabricantes nacionales. :: FERNANDO GÓMEZ


El sector textil, otrora impulsor principal del desarrollo de los países industrializados, vive una etapa tempestuosa que amenaza su propia supervivencia. Los continuos altibajos en la producción, en las exportaciones, en las cifras de negocios y precios hacen muy difícil predecir cuál será su evolución en un contexto marcado por la feroz competencia de China, que en España se ha llevado por delante miles de compañías, y la búsqueda de nuevos centros donde producir más barato.
La globalización de la economía y la liberalización del comercio han permitido a muchas empresas textiles deslocalizar su producción para abaratar costes, pero también han propiciado la entrada masiva de producto extranjero, lo que ha estancado las exportaciones y disparado el déficit comercial del sector.
Según un análisis de esta industria elaborado por la compañía textil Velilla, en la última década los productos de moda procedentes de China han multiplicado por seis su peso en las importaciones españolas. Las compañías del gigante asiático han arrinconado al fabricante nacional porque sus costes de producción son menores y las prendas fabricadas parecidas a las elaboradas en España, siempre que se sometan a los debidos controles de calidad.
El estudio señala que en solo un lustro, entre 2004 y 2009, el 30% del sector textil español desapareció a causa de las importaciones chinas, un porcentaje que equivale a la destrucción de 4.647 empresas. Por supuesto, dentro de ese sombrío panorama hay notables excepciones e historias de éxito como la del gigante Inditex, que puede presumir de haber logrado un beneficio neto de 1.302 millones de euros entre enero y octubre de 2011 (un 10% más que en el mismo período de 2010). Eso sí, a costa de producir fuera, de abrir nuevas tiendas de Zara en mercados vírgenes como Australia, Taiwan, Sudáfrica y Azerbaiyán y de poner en marcha iniciativas ambiciosas como su nueva división de comercio por Internet.

Altibajos
Para los supervivientes que no son tan grandes como Inditex 2011 fue un año convulso y marcado por los continuos altibajos. Las exportaciones de textil registraron fuertes caídas en marzo, julio y septiembre (en este último mes el descenso llegó al 12%), pero también vertiginosos aumentos como el de octubre (53,5%). Al cierre de 2011 el saldo exterior fue negativo para las empresas españolas: las exportaciones crecieron un 11,6% y sumaron 9.838 millones de euros. Las importaciones avanzaron un 9,9%, hasta 15.331,6 millones, según el Ministerio de Economía.
La producción del sector registró varios cambios de tendencia, como la subida del 8,5% de enero y el batacazo del 11,2% de junio.
La cifra de negocios también sufrió esos vaivenes. Destaca el incremento del 20% que registró en enero y el descenso del 10,7% de octubre. Los mismos altibajos muestran los precios. En el primer semestre los productos de moda se encarecieron un 0,5%, muy por debajo de la tasa de inflación general del período (en torno al 3,5%). De julio a septiembre bajaron, después volvieron a subir y en diciembre cayeron un 1,4%. Al cierre del año los precios del vestido y calzado habían bajado respecto de 2010 un 0,014%, imperceptible para los consumidores. Los datos del IPC reflejaron en enero de 2012, por el contrario, un descenso mensual del 14,4% fruto de la agresiva campaña invernal de rebajas.
La explicación a todos esos vaivenes, explica Velilla en su informe, hay que buscarla en el precio del algodón. La primavera pasada este material marcó máximos históricos al alcanzar los 2,5 dólares (1,95 euros) por libra (unidad de peso equivalente a 0,453 kilos) para bajar en los meses siguientes. Las empresas del sector asisten atónitas a esa volatilidad, que desconocían hasta la fecha en un producto como el algodón.
El porvenir inmediato se presenta complicado para las empresas. Hace una década la fórmula del éxito era diseñar en casa y producir en China, India o Bangladesh. Ahora, a la incertidumbre en el mercado de materias primas se une el alza de costes en esos países y la difícil situación económica. La actividad cayó en el cuarto trimestre de 2011 en España y el Gobierno reconoce que la recesión ya está aquí. Eso mantendrá en niveles bajos el consumo del los hogares, lo que perjudicará a las ventas de vestido y calzado.

martes, 24 de enero de 2012

¿Tu ropa cuesta 80 céntimos la hora?

Fuente: EL PAÍS.com (Blog: Sociedad) Autor invitado 13 de enero de 2012

Esta entrada ha sido escrita por Albert Sales, autor del informe y miembro de la Campaña Ropa Limpia.



Trabajadora de la confección en Tánger. Foto: Carlos Castro

Muchas de las firmas de moda españolas que estos días llenan sus escaparates con carteles de rebajas contratan su producción a fábricas y talleres de todo el mundo. Por su cercanía y por las características de su mercado laboral, Marruecos se ha convertido en un importante centro de costura y confección de España y de gran parte de Europa.
La promesa de “desarrollo” a través de la implantación de una industria textil orientada a la exportación es una promesa incumplida en Marruecos. El sector de la confección de prendas de vestir ha alcanzado una gran relevancia para la economía del país y ha generado miles de puestos de trabajo. Pero las ocupaciones creadas no alejan a las personas trabajadoras de la pobreza. Sin perspectivas de mejora en el propio sector y sin que se creen nuevos puestos de trabajo en otros sectores, las obreras de la confección no tienen posibilidad de usar su trabajo precario como trampolín para acceder a otras ocupaciones o a lo que en otros mercados laborales denominaríamos carrera profesional. El tipo de trabajo en el que se encuentran atrapadas limita fuertemente su posibilidad de construcción de redes sociales para mejorar su situación y deteriora su vida personal y familiar.
La Campaña Ropa Limpia y SETEM acaban de publicar el informe La moda española en Tánger: trabajo y supervivencia de las obreras de la confección en el que analiza los factores que mantienen a las trabajadoras de las cadenas de suministro de las firmas de moda en situaciones de pobreza y de gran vulnerabilidad social pese a tener un puesto de trabajo. La investigación se basa en entrevistas a 118 obreras y en varias reuniones e intercambios realizados gracias a la asociación de mujeres trabajadoras Attawassol. El informe dibuja una vida cotidiana extremadamente dura. Sus jornadas laborales suelen ser de más de 10 horas diarias durante seis días a la semana, a las que se debe sumar una media de 6 horas de trabajo doméstico al día; no saben cuándo deberán realizar horas extra que, por otro lado, son obligatorias; los salarios, de unos 200 euros mensuales, no les permiten mantener a sus familias; y no tienen posibilidad de organizarse para defender sus derechos debido a la falta de tiempo y a las muchas presiones y amenazas que reciben si intentan reunirse con sus compañeras.
Tras pasar por sus manos, la ropa que confeccionan estas obreras llega a los escaparates de nuestras ciudades etiquetada por las más prestigiosas marcas. Las empresas transnacionales se han comprometido, a través de sus códigos de conducta, a asumir su responsabilidad en situaciones de explotación laboral en la confección de sus prendas. Las personas consumidoras les podemos y debemos exigir que hagan efectivos estos compromisos a través de las campañas internacionales y de nuestro apoyo a las obreras que luchan por sus derechos.